Satisfacción

"Lo vi escondiéndose detrás de los estantes de la tienda. ¿Qué hacía ahí y justo ahora? No soy tonta, seguramente tenía relación con algo extraño que tramaba mi hermano. No me sentía preparada de verlo, así que me alejé para ver el panorama.

Se escabullía como rata entre la gente y la mercadería, hasta que se encontró con mi hermano, quien no había notado su presencia por estar distraído con el celular. Él le entregó a mi hermano un equipaje de mano usada, que días atrás había comentado mi mamá que había que reparar algunas partes rotas. Pero, ¿por qué él la tenía? ¿acaso había puesto un sitio de costura? ¿por qué justamente ahora a mi hermano se ocurría pedirle ayuda con algo tan insignificante? Y, sobre todo, ¿por qué a él?

Mientras me hacía las preguntas mi cuerpo se movía involuntariamente, acercándome cada vez más a la escena. No aguantaba su sonrisa de idiota, evitando mover la cara más allá para evitar saludarme, era el tonto del que alguna vez me enamoré, era un cobarde y simplemente no se merecía nada.

Mi hermano alado, seguramente sin darse cuenta del grave error que acababa de cometer. Pero no podría descargarme contra él, lo veo cada dos años, estos pocos meses deben ser apreciados. Además mi verdadera rabia no era para él, sino hacia el imbécil que lo acompañaba. 

Ya era muy tarde, me abalancé contra él. Sí, lo tomé por el cuello de la camisa obligándolo a ver mi cara. Mi cabeza pensaba por mil y todos los pensamientos se mezclaban -es un canalla-, -qué le viste Lourdes-, -no se atrevió a preguntarte si quiera cómo estabas-, -no te merece-, -no merece una cachetada-, -¡para!-. Entonces tomé fuerza de donde no había y le di una cacheta.

No hizo nada, estaba tan impactado como mi hermano y, mi otro hermano y mi papá que acababan de llegar. 

No fue suficiente. Mi rabia me controlaba, y le di golpes en el pecho, como acusándolo de un delito cometido. No recuerdos las palabras, creo que era algo como esto: "eres un idiota, imbécil, no fuiste capaz de visitarme, no te importó nada". 

Nunca he sido partidaria de la agresividad pero en ese momento se sintió tan bien. Cuando volví en mí, me di cuenta que había ganado otro par de espectadores. Personas que escucharon un poco de lo sucedido. 

En otras ocasiones me hubiera muerto de la vergüenza, en especial con mi papá, pero esta vez no. Me sentí tan bien, tan satisfecha. Estaba segura que no le había causado ningún daño, ni si quiera un moretón. -Mis manos son tan pequeñas para su corpulento cuerpo.- Me sentí feliz, alegre. Aunque ese momento mi rostro sólo reflejaba rabia.

Le pedí a mi papá la llaves del carro y salí del centro comercial de prisa. Estoy segura que no seguiría, -si nunca lo hizo-. Quería desaparecer del momento, aunque todo fue tan grandioso, tan satisfactorio. Entendí de dónde se inspiraron las novelas para esas cachetadas mal actuadas, me arrepentí de criticar a una amiga por cachetear a su ex al encontrarlo con la otra... Cada paso que daba se sentía cada vez más glorioso, como si estuviera cerca de una meta, creo que entendí que se acaba ese tormento, porque finalmente pude descargar mi rabia con su causante."

DesAfortunadamente todo fue un sueño. 

Comentarios

Entradas populares